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Vándalos cibernéticos escapan a la justicia

Más de 63.000 virus informáticos han sido “lanzados” y distribuidos vía Internet. Sin embargo, pocos de sus creadores han debido enfrentar sus responsabilidades ante la justicia. El sabotaje que representan los códigos malignos es ideado por sujetos que operan a escala internacional, siguiendo procedimientos que dificultan sobremanera el hallazgo de huellas o evidencias. A esto se suma que, en muchos países, los investigadores son retrasados o frenados en sus indagaciones por leyes obsoletas o carencia de tecnología adecuada. Por si esto no fuera suficiente, los hackers o programadores de virus gozan de una cierta admiración general por sus habilidades tras el teclado. En Estados Unidos, sólo un programador de virus ha sido encarcelado. En Gran Bretaña; 2. “Esto no se debe a que no entendamos la gravedad de los delitos informáticos, sino más bien a lo difícil que es poner fin a este mal”, comentó Chris Painer, funcionario del Departamento de Justicia de Estados Unidos, a AP. Sin embargo, la situación cambiará a partir del próximo 1. de noviembre, fecha en que entrará en vigor una nueva normativa que aumenta el marco punitivo para el delito informático. En el peor de los casos, en que un código maligno ponga en peligro la vida y la salud de las personas, la ley contempla incluso cadena perpetua para el programador. La dimensión frustrante de la legislación actual queda de manifiesto con el caso de David Smith, autor del virus “Melissa” y detenido con la ayuda de expertos de AOL después que el código había causado daños por más de 70 millones de dólares. Smith cumple en la actualidad una condena de 20 meses en prisión. Otro ciberdelincuente, el filipino Onel de Guzmán, autor del virus “Lovebug”, fue dejado en libertad por las autoridades de su país, ya que al escribir el código no había vulnerado ninguna ley de Filipinas. El pasado viernes, un joven de 18 años fue detenido en Estados Unidos acusado de ser el autor del virus MSBlast. El individuo no escribió el código original, pero distribuyó una versión modificada que alcanzó a contaminar 7.000 máquinas. “Es momento que los jóvenes entiendan que esto no es un juego”, dijo el experto en seguridad informática Matthew Tanasse a AP. “Los sistemas de correo electrónico son bloqueados, las redes son paralizadas y esto afecta la productividad y la seguridad. Cuando un hospital es afectado por un virus informático, las consecuencias pueden ser fatales”, concluyó el experto.
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