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  • Última actualización 2024-03-27 23:33:12
Bailador de joropo en Arauca. Foto: Alfonso Giraldo.
Crónicas, cuentos y novelas

'Mijitico', el criollo que aprendió a bailar después de los 65

Cuando está en la tarima zapateando y bajo los acordes del arpa, el cuatro y las maracas, pocos se atreverían a apostar que tiene 72 años.

Por eso es que Pedro Primitivo Vargas, conocido como ‘Mijitico’ en los festivales de música llanera de Colombia y Venezuela, es reconocido como el viejo con más físico para aguantar un pajarillo (ritmo del joropo), por más de  7 minutos.   Y eso es duro hasta para cualquier joven.

Nació en las sabanas de Arauca, en las que vivió hasta los 25 años trabajando como encargado de hato y luego como propietario. Su vida transcurría en medio del canto del alcaraván, el olor del mastranto en las mañanas y acostándose con el sol de los venados.

Pero como a muchos colombianos, la guerra golpeó un día en la puerta de su rancho. Tuvo que abandonar su fundo cuando la violencia que propició el  guerrillero Guadalupe Salcedo en los llanos de la Orinoquia Colombiana, los sacó y los mandó a cruzar las fronteras para refugiarse en el Apure (Venezuela).

“Debí salir con una profunda tristeza porque lo único que sabía era arriar ganado, ordeñar vacas, cuidar corrales y velar por mi mujer y mis cinco hijos. Esto me sirvió para aprender la albañilería, y de ahí seguir sobreviviendo para sacar adelante a mis hijos porque mi mujer un día me dijo que no quería vivir más conmigo porque ella no había nacido solamente para mi”, comenta Vargas.

Afirma que después que su esposa lo abandonó no volvió a casarse, hace 7años se volvió a enamorar y no fue precisamente de otra mujer, sino del baile del Joropo, el que aprendió mirando bailar a niños y jóvenes y a veteranos de 40, en los parrandos llaneros a los que asistía esporádicamente.

 “El joropo como música siempre me ha gustado y como baile más, pero con tanto trabajo nunca pude hacerlo. Yo no tuve juventud, la boté en el monte trabajando desde los 7 años, porque no quise estudiar. Mis papas se cansaron de darme estudio. Duré 10 años en primaria y nunca la terminé”, dice ‘Mijítico’ tapándose los ojos, que oculta tras unas gruesas gafas, con algo de pena.

Comenta el viejo que nunca ha aceptado que se le diga que hace parte de la tercera edad, porque el se siente feliz de ser un viejo querendon, bailador y modelo para representar a Arauca en escenarios de Colombia y Venezuela.

Y es que ahora, cuando llegó a viejo, cuando cumplió los 67 años, ‘Mijitico’ se dedicó al baile. Cuenta que un día llegó a la Alcaldía de Arauca a pedir trabajo y le dijeron que por su edad no podrían contratarlo (tenía 65 años), pero que sí lo podían vincular al programa Juan Luis Londoño de la Cuesta, para beneficiarlo con un almuerzo caliente y con una bonificación cada dos meses.

Él respondió que no quería ser una carga para el Estado sino contribuirle al mismo para sacar adelante al municipio.

“Me dijeron que ya era un viejo y que allí me podían ofrecer recreación y aprovechamiento de mi tiempo libre. Empecé a asistir y hacerle entender a los miembros del Centro Integral de capacitación y Atención a la Familia (Cicaf), donde nos atienden a los viejos, que no era con darnos comida que nosotros éramos felices, sino enseñándonos hacer productivos ahora después de viejos cuando ya nadie nos quiere emplear porque creen que nos servimos para nada”, cuenta.

“Un día nos contrataron un profesor de baile de joropo porque el Cicaf quería montar un grupo para representar al Departamento en el Encuentro del Adulto Mayor que se realiza cada año en Cartagena. Eso me motivó y seguí asistiendo sin saber que ahí estaba mi nueva forma de empleo sin cumplir horario”, recuerda.

En el 2001, Pedro Primitivo viajó con la delegación rumbo a Cartagena. Su espontaneidad, buen humor y gracia para  interpretar la danza llanera lo hicieron sentir importante con cada uno de los aplausos que le robó al público. Desde ese momento descubrió que lo suyo era el baile del joropo.

Desde entonces ha sido un fiel representante de Arauca en festivales de Colombia y Venezuela como participante en pareja de baile criollo.

Por eso ahora es considerado como el Rey del Joropo de los llanos de Colombia y Venezuela, y en su hoja de vida artística, porque nunca tuvo que presentar una para que lo contrataran en fincas o en obras de construcción, pero para participar en los festivales se la exigían, figuran 14 festivales ganados: el del Corrio Llanero, en Puerto Carreño; La Bandola, en Maní Casanare; El Internacional de la Llanura, en Paz de Ariporo, Casanare; El Aruco de Oro, en Puerto Rondón (Arauca); El Girara de Oro, en Tame (Arauca); El Festival de la Cachama, en Puerto Gaitán (Meta); el Retorno, en Acacias, (Meta); y el Festival Internacional del Joropo en Arauca, entre otros.

Durante su vida artística ha contado con tres reconocidas bailadoras del joropo; Janeth Pérez de 57 años, de Villavicencio (Meta); Maritza Marín, de 33 años, de Tame (Arauca); y su nueva pareja desde hace dos años, Janet Cueto, de 30 años, con quien se coronaron Reyes del Joropo, en el 2010.

De acuerdo con Janet,  el sabor que tiene ‘Mijitico’, la gracia y la disciplina, no la ha encontrado en otro bailador de joropo durante sus más de 15 años de vida artística. “De él me gusta que se deja enseñar, no es cascarrabias, es disciplinado para los ensayos y en su casa siempre está practicando y enseñando a las nuevas generaciones para que no se pierda la esencia del joropo criollo de nuestros ancestros”, dice Cueto.

Pero a bailar no es lo único a lo que aprendió Vargas después de viejo. Gracias al Programa Acrecer de la alcaldía de Arauca aprendió a leer y a escribir. Durante más de dos años no solo le dedicó tiempo al baile sino a la letras y los números.

Hoy, como él dice, ya lee de corrido.

A este llanero nunca le falta su sombrero, dice que solo se lo quita cuando se va dormir. Tampoco deja su cuchillo enfundao en el cinto, pues esas dos prendas más las cotizas nunca le pueden faltar a un hombre llanero.

‘Mijitico’ fue homenajeado en el 2008, en el Día del Adulto Mayor, por ser un ejemplo de vida. Pero no es solo, es tal vez de los pocos adultos mayores del país que encontró en el joropo una forma de vida que le permite mantenerse empleado ya que en cada festival que gana, se trae entre uno y dos millones de pesos en el bolsillo.

En los parrandos nunca falta, es el primero que llega y el último que se va. Poco toma licor y dice que lo único que lo trasnocha es el baile del joropo, lo que le devolvió 40 años de vida que los piensa recuperar bailando y ganando festivales en Colombia y Venezuela.

Su Hijo Carlos Alfonso, cada vez que escucha en la radio o en las tarimas el nombre de su papá se siente orgulloso de verlo tan contento y sonriente cuando va interpretar la danza llanera, y manifiesta que solo bota oraciones al Todopoderoso para que su papá sea el triunfador.

Por: Narda Guerrero.

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Mijitico y Janeth Cueto Joropo en Arauca.

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