El criollo araucano es ese pájaro humano que madruga silbando, ordeña cantando, trabaja su trabajo de llano alegre, y vive contento de poder compa"> El criollo araucano es ese pájaro humano que madruga silbando, ordeña cantando, trabaja su trabajo de llano alegre, y vive contento de poder compa"> El criollo araucano es ese pájaro humano que madruga silbando, ordeña cantando, trabaja su trabajo de llano alegre, y vive contento de poder compa"> El criollo araucano es ese pájaro humano que madruga silbando, ordeña cantando, trabaja su trabajo de llano alegre, y vive contento de poder compa" />
  • Colombia
  • Última actualización 2024-04-29 15:33:31

Camine pa' llevala

El criollo araucano es ese pájaro humano que madruga silbando, ordeña cantando, trabaja su trabajo de llano alegre, y vive contento de poder compartir con los demás su queso y su carne, su rancho y su tiempo.

Con todo esto apenas asistió a la escuela primaria y en su simplificada manera de vivir solo carga un sombrero, cuchillo en la cintura, y una cajeta de chimó (o chimojo o como le dicen en Cuba, y en otras islas de las Antillas, a esa pasta de tabaco que de tiempos muy atrás usaban los indio). El sombrero se lo quita para comer, el cuchillo solo cuando va a peliar, y el chimó cuando está dormido.

Su actividad es netamente pastoril, y de pan usa el topocho, un plátano regordete de color verde cenizo de apenas tres filos. Sus mujeres son caseras, y su ocupación se limita a cocinar, lavar, amamantar, y sobretodo a barrer el patio.

Somos los mejores jinetes, los más buena soga, los más nobles, buenos, y generosos” dice el presidente del club de coleadores en una carta a los socios.

Existe un relato que refleja de manera fiel el comportamiento del llanero, y es el del hombre que después de parar su ranchito en la mitad de la sabana, teniendo como único vecino el sol, que se paseaba de oriente a occidente de seis de la mañana, a seis de la tarde.

Acomodó el ranchito, y se vino para el pueblo, palabrió una muchacha, se la llevó, la dejó en el rancho, y se fue a sabaniar los animales. Por la tardecita cuando volvió, le pidió comida, y la mujer le contestó: “Cual comida....? Si usted no me dejó leña”. “Camine pa’ llevala” fue la única respuesta. La acomodó en el anca de su caballo y la regresó al pueblo.

Se llevó otra, y la misma vaina: Cuando llegó a la casa después de trabajar muy duro durante todo el día, le preguntó: “Y la comida...? “Cuál comida...? si usted no me dejó leña.” —. “Camine pa’ llevala” y también la devolvió. Después palabrió otra mujer, la dejó en la casa, se fue a sabaniar el ganado, y por la tarde cuando llegó la mujer salió a recibirlo con un plato de comida, y él vió que la casa estaba caída, y le preguntó que había pasado, y ella le respondió: “Como usted no me dejó leña yo tumbé la casa para hacerle la comida”.— “Ah... esta sí...!”_Dijo él_ “esta sí...!”.

De Umberto-Umberto.

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