• Colombia
  • Última actualización 2025-01-13 10:26:54

Leyenda del caporal y el espanto


Tomado del libro: 
De la tradición y el mito a la literatura llanera. Tercera edición: corregida y ampliada
Autor: Temis Perea Pedroza

Y fue una noche sin luna
inviernos del mes de mayo
corría una brisa de espanto
de esas que hielan al llano 
se escuchaba en sus murmullos
quejidos y un llanto largo
que venía trayendo en sus manos
el ánima de un condenado
era el tenebroso rayó 
su compañero y aliado 
hasta los toros pitaban 
de terror y acobardaos;
el atajo se perdía 
en el monte más cercano 
y el caimán negro del lipa 
se refugiaba en un charco
Cámara. . . usté es bien macho?
yo lo sé y no lo he dudao
porque los hombres son hombres
la historia lo ha demostrao
se enfrentan al mundo cruel
o se matan a balazos
pero peliá con los muertos?
sólo se ha visto en mi llano.

El cuento que les relato
ya muchos lo han éscuchao
y veneran al llanero 
que desafió al condenao
en una noche sin luna
con aguaceros de mayo
sin más armas que el valor
y el honor de ser cristiano

llaneros de los contornos
poco llegaban al hato 
donde habitaba la leyenda
del caporal y el espanto.
Aunque muchos se quedaron
para probar lo contado
ninguno aguanto la noche
y montaban sus caballos



Dicen los que vivieron
en aquellos tiempos pasados
que en épocas de trabajo
se espantaban los rebaños
y aparecía en la llanura
un hombre negro y bien alto
soltando una risotada
que acobardaba al más guapo

Me cuenta don Marcelino
que una noche de verano
se paseaba en la sabana
y oyó que estaban cantando
y al llegar a un morichal
vio al espanto galopando
que vomitando candela 
se alejaba por el llano

El catire José Amalio 
su paciencia iba agotando
hombre de recio valor
nunca lo habían asustado
no le paraban los peones
aunque fueran bien pagados
y ninguno se atrevía
a sabanear los atajos.

Maldito sea ese piazo e' muerto
al que llaman condenao
me voy a buscarlo solo
le voy a pegá un balazo
ese jodio ta´ creyendo
que he sido gallo espueliao
pero conmigo se juñe 
le voy a mandá al carajo.

Y bien resuelto iba
el hombre en su caballo castaño
llevaba en su cartuchera
la cruz señal del cristiano
en la copa e'su sombrero
la virgen patrona del llano
y en sus labios de coplero
a florentino y el diablo


Espanto de la llanura
que acobardas al más guapo

Esas fueron las palabras
al llegar a aquel quemado
vengo a buscarte pelea
como quieras condenao
soy tigre que en la sabana
nunca lo han acorralao.

Serían en punto de las doce
el llano estaba asustao
el cielo con su negrura
se mostraba encapotao
y el relincho de una bestia
anunció al recién llegado
mientras que una risotada
rompía el silencio del llano
el cielo se estremeció
un trueno llenó el espacio
y una tempestad furiosa 
con relámpagos y rayos
vomitó fuego candente
cobijando al condenao
porque allá en la oscura noche
un hombre lo ha desafiado.

Que es lo que quieres de mí?
le preguntó aquel espanto
si quieres peliar conmigo
alístate José Amalio .
porque voy a demostrarte
que para mí no hay humano
que se atreva a desafiarme
en este tu inmenso llano.

Acomódese cuñao 
Le respondió José Amalio
a mi no me asustan sombras
ni con luces me acobardo
yo soy como Florentino
que le dio paliza al diablo
traigo a la Virgen del Carmen
prendida al escapulario.


Se escucharon unos tiros
se oyeron cuatro balazos
cuatro cruces que apagaron
el fuego del condenado
y dos jinetes con furia
que entre sí se abalanzaron
defendiendo los derechos
de comandar en el llano

Se acabó la tempestad
hubo un silencio sagrado
comenzó la madrugada
se oyó el cantar de los gallos
y una brisa disolvía
olor a azufre quemado
mientras que allá sin sentido
se encontraba José Amalio
el llano lo despertó
con un concierto embrujado
y el rocío de la mañana
sus labios acariciaba. 

Ya no volverá jamás
el alma del condenado
la valentía de un llanero
al mal había derrotado.

Autor: Héctor Paul Vanegas

  • Etiquetas
  • #

Compartir esta publicación