Tomado del libro:
De la tradición y el mito a la literatura llanera. Tercera edición: corregida y ampliada
Autor: Temis Perea Pedroza
Y fue una noche sin luna inviernos del mes de mayo corría una brisa de espanto de esas que hielan al llano se escuchaba en sus murmullos quejidos y un llanto largo que venía trayendo en sus manos el ánima de un condenado era el tenebroso rayó su compañero y aliado hasta los toros pitaban de terror y acobardaos; el atajo se perdía en el monte más cercano y el caimán negro del lipa se refugiaba en un charco Cámara. . . usté es bien macho? yo lo sé y no lo he dudao porque los hombres son hombres la historia lo ha demostrao se enfrentan al mundo cruel o se matan a balazos pero peliá con los muertos? sólo se ha visto en mi llano. El cuento que les relato ya muchos lo han éscuchao y veneran al llanero que desafió al condenao en una noche sin luna con aguaceros de mayo sin más armas que el valor y el honor de ser cristiano llaneros de los contornos poco llegaban al hato donde habitaba la leyenda del caporal y el espanto. Aunque muchos se quedaron para probar lo contado ninguno aguanto la noche y montaban sus caballos Dicen los que vivieron en aquellos tiempos pasados que en épocas de trabajo se espantaban los rebaños y aparecía en la llanura un hombre negro y bien alto soltando una risotada que acobardaba al más guapo Me cuenta don Marcelino que una noche de verano se paseaba en la sabana y oyó que estaban cantando y al llegar a un morichal vio al espanto galopando que vomitando candela se alejaba por el llano El catire José Amalio su paciencia iba agotando hombre de recio valor nunca lo habían asustado no le paraban los peones aunque fueran bien pagados y ninguno se atrevía a sabanear los atajos. Maldito sea ese piazo e' muerto al que llaman condenao me voy a buscarlo solo le voy a pegá un balazo ese jodio ta´ creyendo que he sido gallo espueliao pero conmigo se juñe le voy a mandá al carajo. Y bien resuelto iba el hombre en su caballo castaño llevaba en su cartuchera la cruz señal del cristiano en la copa e'su sombrero la virgen patrona del llano y en sus labios de coplero a florentino y el diablo Espanto de la llanura que acobardas al más guapo Esas fueron las palabras al llegar a aquel quemado vengo a buscarte pelea como quieras condenao soy tigre que en la sabana nunca lo han acorralao. Serían en punto de las doce el llano estaba asustao el cielo con su negrura se mostraba encapotao y el relincho de una bestia anunció al recién llegado mientras que una risotada rompía el silencio del llano el cielo se estremeció un trueno llenó el espacio y una tempestad furiosa con relámpagos y rayos vomitó fuego candente cobijando al condenao porque allá en la oscura noche un hombre lo ha desafiado. Que es lo que quieres de mí? le preguntó aquel espanto si quieres peliar conmigo alístate José Amalio . porque voy a demostrarte que para mí no hay humano que se atreva a desafiarme en este tu inmenso llano. Acomódese cuñao Le respondió José Amalio a mi no me asustan sombras ni con luces me acobardo yo soy como Florentino que le dio paliza al diablo traigo a la Virgen del Carmen prendida al escapulario. Se escucharon unos tiros se oyeron cuatro balazos cuatro cruces que apagaron el fuego del condenado y dos jinetes con furia que entre sí se abalanzaron defendiendo los derechos de comandar en el llano Se acabó la tempestad hubo un silencio sagrado comenzó la madrugada se oyó el cantar de los gallos y una brisa disolvía olor a azufre quemado mientras que allá sin sentido se encontraba José Amalio el llano lo despertó con un concierto embrujado y el rocío de la mañana sus labios acariciaba. Ya no volverá jamás el alma del condenado la valentía de un llanero al mal había derrotado.
Autor: Héctor Paul Vanegas