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  • Última actualización 2024-04-18 10:12:06

Agonizando en cautiverio, un cabo de la Policía espera que la guerrilla le deje vivir. Tiene un tumor en el colon y la vida se esfuma día a día.

Puerto Lleras - Por Estevan del Río corresponsal volante. En el crepúsculo Carlos José Duarte, suboficial de la Policía secuestrado por las FARC coloca una señal donde reseña un día menos de vida, su enfermedad avanza y espera el siguiente con la esperanza de lograr que sus captores le permitan una operación para extraerle un tumor en el colon. El padecimiento deja huellas evidentes: rostro pálido, macilento, decaído y el dolor reflejado en sus ojos, apareció en uno de los videos de supervivencia implorando al jefe militar de las FARC, Jorge Briceño Suárez el “mono Jojoy”, que no lo dejara morir en medio del sufrimiento. “Que le permita la operación para extirparle una gran bola detectada en el colon y riñón izquierdo por uno de los médicos que atienen en la guerrilla y que le diagnosticó cáncer. El suboficial Carlos José Duarte hombre duro en la lucha, que guerreó por más de 48 horas defendiendo el puesto de policía de Puerto Rico hasta que la munición se le acabó y sin que llegara refuerzo alguno fue apresado por el frente 43 de las FARC, esta hoy “muriendo en medio del tormento que le produce el tumor en el colon y sin esperanza que las FARC, AL MENOS, lo sometan a una intervención quirúrgica para extirparle el mal”. Su sufrimiento no ha logrado conmover a los jefes de la guerrilla, como tampoco los conmovió el soldado enfermo que el ELN entregó muerto, ni del niño Andrés Felipe que murió de cáncer esperando volver a ver a su padre el cabo José Norberto Pérez también secuestrado por las FARC, y que fuera muerto. En el centro de las montañas del Ariari, muy cerca de Puerto Rico y Puerto Lleras, un hombre, padre de dos niños, impotente y con el llanto contenido por la misma furia y apoderado del desconsuelo, muere lentamente y mantiene la esperanza que “un día la guerrilla humanice su proceder y le de una opción de vida”. En otro lugar del bajo Ariari, sus abuelos oran todos los días implorando al Todopoderoso se apiade de Carlos José.
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