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  • Última actualización 2024-04-29 15:33:31
Cultura

El indio, el negro y el blanco formaron la rumba

El pasado miércoles 12 de octubre se celebró ¿ó se conmemoró?, un año más de aquel día cuando el arriesgado navegante Cristóbal Colón llegó por estas tierras con una tripulación aún más arriesgada que él, en busca de nuevos horizontes para saciar la sed de riqueza y poder de una España a la que siglos más tarde nuestros historiadores bautizaron como “La Madre Patria”.

Lo cierto es que han pasado 513 años desde ese día cuando Colón trajo en sus manos dos armas poderosísimas: en la derecha una espada y en la izquierda una Cruz, y ambas empuñó fuertemente para someter a una población indefensa ante tales amenazas. Quien no se doblegó por el filo de la espada, quedó atemorizado por siempre  ante el poder de los Dioses representados en La Cruz.

Pasó el tiempo, los años se convirtieron en siglos, y cada 12 de octubre en los países de este continente, y en especial en el nuestro, Venezuela, se identifica este día como el “Día de la raza”, del “Descubrimiento”, “Encuentro de dos mundos” y más recientemente como “El día de la resistencia indígena”, en honor al heroísmo de nuestros aborígenes ante la espalda del invasor. 

Sin pretender profundizar en esta parte de nuestra historia, e independientemente de la manera en que llamemos al 12 de octubre, debemos reconocer que a partir de ese día se crearon las bases para la configuración de un nuevo mundo, con sus virtudes y defectos, pero es el que nos pertenece y al que pertenecemos.

Ese 12 de octubre fue Colón quien llegó por estas tierras, pero también pudieron ser los portugueses, u otros tan osados como ellos que en ese momento se atrevieron a la conquista de lo desconocido. Bajo ese manto de lo desconocido, Colón nunca tuvo la menor idea que su “descubrimiento” daría origen entre otras cosas, a un mundo musical nutrido por la más variada gama de sonidos que hoy definen nuestra cultura musical y sus diferentes matices en cada región del país.

El español trajo la guitarra, el indio las maracas y el furro y el negro puso el tambor, y con el tiempo esta fusión de tres raza produjo una rica, inmensa e inagotable beta musical que nos identifica como un pueblo alegre y siempre dispuesto a prender la rumba. En este sentido, cada región del país tiene su música que le caracteriza. Por ejemplo, los llanos tienen en el joropo su mayor expresión folklórica, con una música que combina la alegría del indio, el negro y el blanco, y que en su letra lleva impresa la rebeldía del negro y en su baile la astucia del indio y el compás del español. 

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