Tal parece que el departamento de Arauca está retrocediendo en progreso y desarrollo de la región. Las pruebas están a la vista.
Después de 8 años de lograr mantener la región, y por ende el país, libre de fiebre aftosa, se vuelve a recaer en el mismo mal. Y la culpa no es de la vaca. Es de todos.
Para empezar, la culpa es del mismo gobierno. Del local, por no hacer lo pertinente para que el nacional (que, salvo para el petróleo, frecuentemente olvida que Arauca también requiere su atención social) les pare bolas en las complejas problemáticas que estúpidamente se dejan crear.
Porque pareciera que los tres tipos de gobierno, cual patria boba, se quieren hacer los ciegos ante la situación y a punta de reuniones que no conducen a ningún lado, salen a decir que están trabajando en el tema.
Como por ejemplo, lo que hace el Ministerio de Agricultura, que publica, casi como si fuera motivo de orgullo, que tuvo que notificar a OIE del foco de fiebre aftosa que dejaron pasar.
Y con toda la razón, tres países suramericanos le cierran las puertas a Colombia, por temor de que les llegue el mismo mal a sus ganados. Nada más con el cierre de Panamá, Colombia deja de percibir más de 30 mil millones de pesos mensuales. Y si las cosas siguen así, ocurrirá el efecto dominó con por lo menos 14 países más. Como si la actual crisis económica no fuera suficiente.
La culpa también es de las autoridades, que parece que pensaran que sus armas son de juguete, o que son convidados de piedra, ante un departamento que pide a gritos mano dura para las constantes alteraciones del orden público con explosivos por doquier, sicariato a la orden del día y delincuencia rampante. Todo lo que dicen es «trabajamos en eso, estamos investigando».
¿Investigando qué? Si la comunidad se cansa de verlos haciéndose los de la vista gorda (quizá con dinero de por medio), mientras inescrupulosos pasan por trochas y el mismo río Arauca toneladas de carne y queso de contrabando. ¿O cómo se explica que los ganaderos estén en crisis económica porque nadie les compra carne en canal, pero no haya desabastecimiento del producto en la plaza de mercado?
Y la culpa la tienen los mismos ganaderos, que por ahorrarse unos pesos, escudándose en la misma crisis económica, compran ganado venezolano, cuando todo el mundo sabe que a Venezuela no es que le haya interesado mucho estar libre de fiebre aftosa. Lo barato sale caro.
Cerrar la frontera con Venezuela podría ser la solución obvia al foco de enfermedad. Pero mientras haya miedo a denunciar en la gente, corrupción en las autoridades y negligencia en los entes territoriales, de nada va a servir.
Así como debe haber una purga del mal, también lo debe haber en todos los anteriormente mencionados. A ver si este departamento arranca hacia adelante de una buena vez, pues en este período gubernamental, va de para atrás.